martes, 15 de diciembre de 2009

ESTRUCTURA ÓSEA


Se llama esqueleto al conjunto de piezas óseas capaz de darle al cuerpo una estructura. Estas se encuentran articuladas entre sí y conectadas a través de ligamentos, cartílagos y tendones. Las 206 piezas proporcionan locomoción, sustento y protección. Para ello se deberá cuidar que esos huesos crezcan y se mantengan saludables. Además los huesos constituyen una fuente de calcio permanente, que se absorve cuando lo ingerimos y se libera cuando el cuerpo lo requiere. Este equilibrio se haya alterado en distintas etapas de la vida, la calcificación esquelética comienza con la gestación, particularmente durante el tercer trimestre del embarazo, desde pequeños, etapa de crecimiento (fases de desarrollo y maduración esquelética), se produce mayor absorción que resorción ósea, a medida que avanza la edad se llega a un equilibrio absorción, resorción y en la edad avanzada hay mayor resorción (mayor incapacidad para formar hueso nuevo), que es donde se debe prestar atención, ya que se es más propenso a tener osteoporosis, como por ejemplo después de la menopausia en las mujeres y con la disminución de la testosterona en los hombres. En consecuencia, el cuerpo recurre a estas fuentes de calcio, dejándolo desprovisto y por lo tanto debilitando los mismos. No presenta síntomas en las primeras etapas de la enfermedad, lo que dificulta su diagnóstico temprano. Ya avanzada, se caracteriza por: dolor o sensibilidad ósea, fracturas frecuentes, pérdida de estructura, postura enconvada. La osteopenia por su parte es la disminución de la masa ósea relativamente leve, detectada tempranamente es controlable.

Se diagnostica a través de una densitometría o una radioabsorciometría. Por su lado la radiografía sólo detecta la enfermedad cuando el hueso ya ha perdido, al menos el 30% de su densidad y la enferemedad esta avanzada.

De todos los factores nutricionales, la atención se enfoca en el calcio, que es un elemento esencial. Su fuente natural es la leche y sus derivados. Será necesario pues, incorporar calcio y vitamina D a la dieta, como así también una amplio grupo de nutrientes y alimentos: proteínas, ácidos grasos y azúcares, minerales como el magnesio, potasio, cobre, zinc, silicio y sodio, y vitaminas C, A, K, y B12. Será muy importante la exposición moderada de sol, puesto que colabora con la producción de vitamina D, presente en la piel, como provitamina D, y bastante escasa en cualquier dieta normal.

Las articulaciones merecen una atención especial, ya que durante años pueden pasar inadvertidas, pero a medida que transcurre el tiempo pueden empezar a molestar: aparecen dolor, inflamación y limitaciones de la movilidad. Se puede evitar llevando una dieta equilibrada, cuidado del peso y mantener una musculatura adecuada. Lo que no se puede evitar es la aparición de enfermedades reumáticas (artrosis, gota o artritis reumatoidea) y dependerán de la genética, ambiente, o del propio cuerpo, que pueden desencadenar procesos dañinos que, una vez activados, son difíciles de frenar. En la artrosis, se produce la deshidratación del cartílago. La artritis reumatoidea, implica una alteración inmunológica, que lleva a un crecimiento deliberado de la membrana sinovial, con gran poder destructivo. En la gota, se produce acumulación de cristales de ácido úrico en el espacio articular. Pero en todas se produce inflamación articular: artritis. La consulta temprana permitirá identificarla y comenzar el tratamiento específico. Sugerencia: Aunque no son curable, existen medicamentos y estrategias para frenar su progresión y aliviar los síntomas, lo que se traducirá en una mejor calidad de vida.

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